Escala de crucero en Génova: la ciudad que embruja a quien la visita
Giorgio Caproni, uno de los grandes poetas italianos del siglo XX relataría, en un magnífico fragmento, su enfermedad inconfesable:
Génova me ha embrujado. Ni siquiera ahora que vivo en Roma puedo quitármela del pensamiento. La sueño de noche, la suspiro de día. Tengo la enfermedad de Génova.
Algo de magia tiene Génova que a todo el que la visita acaba embrujando y nuestro capitán no podía ser menos ya que, siempre que puede, se deja contagiar por la enfermedad de Génova. Hoy la recomendación del capitán es hacer escala de crucero en Génova. Ese misterio se palpa nada más desembarcar en el inmenso puerto de cruceros de Génova, uno de los más importantes, no solo del Mediterráneo, sino también de Europa. Tal es el áurea de este lugar, que es aquí mismo, en su puerto, donde se esconde el corazón de la ciudad, según la leyenda de sus habitantes. Ajetreado y comercial es, sin duda, el protagonista principal de la historia, de la riqueza y del poder de esta ciudad del norte de Italia. Hacer un crucero con escala en Génova es desembarcar en todo un símbolo que tiene como máxima expresión la vieja “Lanterna”, el faro centenario que desde 1543 es el orgullo de los genoveses, históricamente uno de los mayores pueblos navegantes y que, desde siempre, se identificaron con el mar y el comercio. A Génova -“señora del mar” como la definió Petrarca, el creador del amor cortés- hay que descubrirla desde las elegantes vías y los angostos caruggi del casco antiguo, que no tienen más de un metro de ancho. Y también desde el mar. Quizá a partir de un paseo en lancha, o tal vez arribando a puerto en este crucero de ocho días desde Palma de Mallorca con MSC Cruceros a bordo del MSC Armonía. ¿Te dejas contagiar por el mal de Génova?
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